Mis estudiantes no tienen tecnología. ¿Qué hago ahora?
Por Eladio Jiménez
Las tecnologías de la información y la comunicación tienen el potencial que ayudar a cerrar la brecha que existe entre los menos afortunados y los más afortunados, al menos en lo que a información se refiere. Pero el costo que muchas de estas tecnologías conllevan puede hacer que en lugar de cerrar la brecha, la hagan más amplia. ¿Cómo, pues, podemos ayudar a nuestros estudiantes a ser competitivos en medio de esta realidad?
La mayoría de nuestras comunidades vio en años pasados un crecimiento desmedido, si se quiere, de los llamados cibercafés o centros de Internet. Las facilidades que los años recientes han dado a los usuarios de conseguir conexión a internet a bajo costos hizo que los centros que aún quedan tengan precios por hora de uso bastante bajos.
Una idea podría ser contactar a los dueños de centros de internet para llegar a acuerdos en los que los estudiantes de las escuelas del sector puedan acceder al uso de los equipos y la conexión a precios de descuento. La idea beneficiaría a todos los involucrados puesto que, aunque a precio reducido, el negocio estaría recibiendo clientela.
Los docentes pueden entonces crear situaciones de aprendizajes donde los estudiantes tengan que utilizar las tecnologías de la información y de esa manera ayudar a que los estudiantes puedan convertirse en ciudadanos digitales. Conviene recordar que el uso de la tecnología en sí misma no es un fin, es un medio para alcanzar unos objetivos más profundos, pero que sin el uso apropiado de la tecnología no lograríamos a cabalidad.
Como docentes nos toca buscar alternativas para que nuestros estudiantes reciban la mejor educación posible, no porque nos lo vayan a pagar, no porque se revierta en un beneficio inmediato para mi, sino porque de otra manera no lograremos realizar el sueño de la educación, sacar de cada uno lo mejor que el o ella pueden ser.
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